La gigantesca barba que era el mal, de Stephen Collins: extraña y mágica hermosura

Komic Librería: La gigantesca barba que era el mal


Hoy tenemos el gusto de hablaros de La gigantesca barba que era el mal, una de las obras que más nos han gustado en los últimos tiempos, uno de esos libros por los que nos sentimos atraídos incluso antes de su lectura, poseedor de una extraña y mágica hermosura que, sumada a su intrigante título, hacía presagiar que no estábamos ante una obra corriente. Y así es.

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Stephen Collins, un joven autor británico que ha colaborado como ilustrador en numerosas publicaciones, hace su debut en el mundo del cómic con este magnífico cuento para adultos (pero que los más pequeños también pueden disfrutar) donde encontramos una inteligente metáfora crítica de la sociedad y de sus convenciones.

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El argumento nos sitúa en la isla de Aquí, un lugar donde reina el orden y todo el mundo se rige por normas y patrones que nadie incumple jamás. Los habitantes de Aquí le dan la espalda al mar que rodea la isla porque está lleno de secretos desconocidos, y porque más allá del océano está Allí, que sería lo contrario que Aquí y donde el que manda es el caos.

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En esta isla vive Dave, un solitario oficinista que tiene un trabajo rutinario y vive una existencia tranquila y ordenada, coma todos sus conciudadanos. En su tiempo libre le gusta dibujar a la gente que pasa delante de su ventana mientras escucha, una y otra vez en un bucle infinito, Eternal Flame de The Bangles. Y así son todos sus días, todos iguales. Hasta que una mañana su barba empieza a crecer y a crecer y a crecer, trayendo el desorden y el caos a al vida de Dave y a la isla de aquí. Y ya nada volverá a ser igual.

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Para contarnos esta historia Stephen Collins emplea un estilo diáfano y sencillo, pero muy trabajado, utilizando únicamente lápiz, lo que le otorga a la obra un aire ordenado (como debe ser en la isla de Aquí) y al mismo tiempo onírico, con una construcción de página sobresaliente aprovechando al máximo todo tipo de recursos, jugando con las viñetas y buscando las mejores opciones para resaltar lo que cuenta en cada momento.

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Leyendo La gigantesca barba que era el mal pensamos en más de una ocasión en Roald Dahl, por la tremenda capacidad que hay en esta obra para criticar varios de los aspectos que crean un orden establecido en nuestra sociedad, como darle mayor importancia a las normas que a las personas, tenerle miedo a lo desconocido o diferente, o preferir que alguien forme parte del rebaño a que piense por sí mismo. Y todo esto es transmitido por Collins con una elegancia y sencillez enormes, al tiempo que consigue escenas de una comicidad genial.

Estamos, por tanto, ante una sátira brillantemente dibujada y narrada que os recomendamos encarecidamente y que estamos seguros de que os encantará. ¡Buena lectura a todas y todos!


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La gigantesca barba que era el mal
Stephen Collins

La Cúpula
Tomos: 1