Un noruego en el Camino de Santiago, de Jason: la Ruta Jacobea en viñetas
19/05/2017
John Arne Saeteroy, más conocido por el sobrenombre de Jason,es un noruego residente en Francia que se dedica a la ilustración y a la historieta. Su obra, única e inclasificable, resulta muy fácil de identificar por su característico dibujo, una línea clara minimalista protagonizada por animales antropomórficos, y posee un cierto aire fascinante por ser muy heterogénea y mezclar un cierto desasosiego existencial con un fino e irónico humor. De su mano han salido títulos tan interesantes, diversos y recomendables como Espera…, Yo maté a Adolf Hitler, No me dejes nunca o El último mosquetero. Hace dos años, como celebración de su cincuenta aniversario, decidió ponerse las botas (literalmente) y caminar desde San Jean-de-Pie-de-Port hasta Compostela. De su experiencia nació Un noruego en el Camino de Santiago, en el cual recrea su viaje, que acaba de ser editado, como el resto de su obra, por Astiberri.
Estamos pues ante un título que esperábamos impacientes por dos motivos bien distintos: por tratarse de la nueva novela gráfica de un autor muy personal que siempre nos sorprende con su trabajo y, por supuesto, por ser un relato de temática jacobea en el que nuestra ciudad juega un papel protagonista.
A lo largo de más de un mes seguimos los pasos de Jason por los 800 kilómetros que van desde Francia hasta Fisterra, en un relato planteado, evidentemente, como un cuaderno de viaje, como un diario detallado donde la rutina diaria (despertar muy temprano, caminar, puede que conversar con otros peregrinos, llegar al destino del día, cenar, descansar, empezar de nuevo) sólo se ve rota por pequeñas y divertidas situaciones ficticias que son fruto de la imaginación (y de la cinefilia) del noruego, a quien acompañamos en los buenos momentos (que tienen que ver con los paisajes naturales por los que pasa y, sobre todo, con la gente que conoce a lo largo del trayecto) y en los que no son tan positivos (las molestias físicas –ampollas y dolores en los pies-, ser «atacado» por chinches), pero también estamos con él en su camino interior, en sus pensamientos y dudas. Esta incertidumbre, saber si «ha hecho bien» el Camino, si realmente ha exprimido la experiencia como debería, nos parece un tema muy interesante, además de una muestra más de la capacidad narrativa y de la sinceridad del autor.
Aunque la promoción impulsada por la Xunta de Galicia en el último cuarto de siglo, desde aquel famoso Xacobeo 93, ha desvirtuado notablemente el significado del Camino de Santiago al transformar una experiencia vital de autoconocimiento, una metáfora de la vida, o una peregrinación religiosa, en una masificada atracción turística, la ruta no ha perdido su valor simbólico, su condición de camino iniciático. Estas contradicciones son percibidas por el autor, que en algún momento del libro se llega a referir al Camino como «un negocio» o se sorprende al ver la exagerada cantidad de tiendas de souvenirs en la propia Compostela.
Aquellos de vosotros que hayáis realizado en algún momento de vuestra vida el Camino reconoceréis en este libro lugares y situaciones, y los que no, tenéis una oportunidad estupenda para descubrir directamente lo vivido por Jason durante ese mes. Eso sí, tanto a unos como a otros puede que os sorprenda el carácter frío o poco emotivo de nuestro narrador, la ausencia de júbilo al llegar a Compostela. En todo caso es de agradecer que Jason no opte por edulcorar su relato o vender algo que no fue, sino que nos cuente su experiencia tal y como él la ha vivido. Y así es cómo la leemos.
Un noruego en el Camino de Santiago
Jason
Astiberri
Tomos: 1
 y caminar desde San Jean-de-Pie-de-Port hasta Compostela. De su experiencia nació Un noruego en el Camino de Santiago, en el cual recrea su viaje, que acaba de ser editado, como el resto de su obra, por Astiberri.
Estamos pues ante un título que esperábamos impacientes por dos motivos bien distintos: por tratarse de la nueva novela gráfica de un autor muy personal que siempre nos sorprende con su trabajo y, por supuesto, por ser un relato de temática jacobea en el que nuestra ciudad juega un papel protagonista.A lo largo de más de un mes seguimos los pasos de Jason por los 800 kilómetros que van desde Francia hasta Fisterra, en un relato planteado, evidentemente, como un cuaderno de viaje, como un diario detallado donde la rutina diaria (despertar muy temprano, caminar, puede que conversar con otros peregrinos, llegar al destino del día, cenar, descansar, empezar de nuevo) sólo se ve rota por pequeñas y divertidas situaciones ficticias que son fruto de la imaginación (y de la cinefilia) del noruego, a quien acompañamos en los buenos momentos (que tienen que ver con los paisajes naturales por los que pasa y, sobre todo, con la gente que conoce a lo largo del trayecto) y en los que no son tan positivos (las molestias físicas –ampollas y dolores en los pies-, ser «atacado» por chinches), pero también estamos con él en su camino interior, en sus pensamientos y dudas. Esta incertidumbre, saber si «ha hecho bien» el Camino, si realmente ha exprimido la experiencia como debería, nos parece un tema muy interesante, además de una muestra más de la capacidad narrativa y de la sinceridad del autor.Aunque la promoción impulsada por la Xunta de Galicia en el último cuarto de siglo, desde aquel famoso Xacobeo 93, ha desvirtuado notablemente el significado del Camino de Santiago al transformar una experiencia vital de autoconocimiento, una metáfora de la vida, o una peregrinación religiosa, en una masificada atracción turística, la ruta no ha perdido su valor simbólico, su condición de camino iniciático. Estas contradicciones son percibidas por el autor, que en algún momento del libro se llega a referir al Camino como «un negocio» o se sorprende al ver la exagerada cantidad de tiendas de souvenirs en la propia Compostela.Aquellos de vosotros que hayáis realizado en algún momento de vuestra vida el Camino reconoceréis en este libro lugares y situaciones, y los que no, tenéis una oportunidad estupenda para descubrir directamente lo vivido por Jason durante ese mes. Eso sí, tanto a unos como a otros puede que os sorprenda el carácter frío o poco emotivo de nuestro narrador, la ausencia de júbilo al llegar a Compostela. En todo caso es de agradecer que Jason no opte por edulcorar su relato o vender algo que no fue, sino que nos cuente su experiencia tal y como él la ha vivido. Y así es cómo la leemos.Un noruego en el Camino de SantiagoJasonAstiberriTomos: 1 "Compartir en Facebook")
