Petrogrado, de Philip Gelatt y Tyler Crook: un complot que cambió el mundo

29/04/2013

La antigua ciudad de San Petersburgo, posteriormente conocida como Leningrado, tuvo entre estos dos otro nombre por el que fue conocida y en donde se sitúa la acción de esta novela gráfica: Petrogrado.

Nos trasladamos a la 1ª Guerra Mundial y al momento preciso en el que Grigori Rasputín, el monje loco, campaba a sus anchas por la villa de los zares. Consejero de los Romanov era, desde luego, el hombre de la zarina, con quien formaba un poderoso equipo trabajando a espaldas del zar.

Este relato histórico está lleno de fuerza, por lo que nos cuenta y, en gran medida, por el dibujo de Tyler Crook. En cada rincón descubrimos a un creador genial lleno de poder y sutileza, a la vez que nos recuerda muchísimo a Eisner.

No olvidemos al guionista, Philip Gelatt, que se ha documentado a conciencia y nos desvela secretos muy bien guardados que conocemos gracias al protagonista, Cleary, un espía británico que no consigue encontrar su lugar en la ciudad ni entender la mentalidad rusa. El alma rusa es mitad aristócrata y mitad campesina, la clase media es una idea extranjera.

Cleary es un hombre muy valioso para el SIS (Servicio de Inteligencia Secreto), sobre todo por su versatilidad, ya que se codea tanto con la aristocracia como con los extremistas radicales. Pero todo se complica cuando le piden que asesine a Rasputín, en la que será una pieza clave para expulsar a los zares y con la que se abre la revolución rusa.

Al fin consigue con acabar con él, pero todos los que de alguna manera le apoyaron o ayudaron le dan la espalda, lo que le hace tomar una decisión claver para el futuro. Es el fin de la vieja Rusia y quizá el principio de una nueva vida para Cleary.

Petrogrado
Philip Gelatt / Tyler Crook

Norma
Tomos: 1